Siempre amé las vacaciones de julio. Caían en invierno y me permitían pasar más tiempo frente al fuego. La estufa a leña, para mí, tiene algo místico. Pero además, resulta que en esas vacaciones, me encontraba con mi cumpleaños. Cumpleaños de fuego, de chocolate caliente, de reuniones chiquitas con amigas cercanas, a veces algún viaje …